jueves, 28 de mayo de 2009

KALIBRE 35: Una historia para contar

“Una metáfora que va más allá de las ganas de hacer cine. Es sobre los sueños que tienen los jóvenes y la manera como los logran. La película, resulta una tragedia porque se desarrolla en un país que no brinda oportunidades para la creación, en Colombia se habla de paz, pero la gente que quiere aportar, no tiene oportunidades. Es una sociedad sin equilibrio que desconoce lo que significa el desarrollo espiritual para una nación”
- Raúl García, director.

“Kalibre 35” es una película donde encontramos diversas funciones estilísticas: Videoarte, video clips, videojuegos. Variedad de géneros: Policial, melodrama, ciencia ficción, cómic, road movie, suspenso; es una cinta donde se trabajan imágenes full color, blanco y negro, monocromatizadas, retocadas, digitalizadas, tomadas en 35mm; “Kalibre 35” es una película donde encontramos flasheo de imágenes, montaje esquizofrénico, rock punk.

El film se refiere de manera más estéticamente al medio, no a lo material ni a los personajes. Su intención es hablar el lenguaje de los jóvenes, porque en definitiva éstos son los que actualmente están dictando en el mundo los patrones estéticos. Una historia atractiva pues a lo largo de la película como espectadores logramos describir situaciones que nos relacionan y nos generan interés.

La relación espectador – film está basada en la manera como se plasma y trata la historia, y en la manera como se entiende y exterioriza la correspondencia entre música e imagen.

En el análisis del film hallamos hilos narrativos como la secuencia del carro donde los protagonistas aparecen en él y éste, el auto, se encontrará a lo largo de la película en un túnel obscuro que lo “absorbe” y siempre vuelve a la luz para conectarnos con otra escena. Podríamos considerar este momento como una metáfora donde vemos reflejadas las satisfacciones y vicisitudes que como seres humanos encontramos en nuestro diario vivir, pues a lo largo de nuestra vida muy a menudo pasamos por un túnel oscuro y, al final por lo general, siempre encontramos la luz. Esto lo vemos reflejado en el grupo de amigos y en los conflictos que se desarrollan al interior de la película.

Creo que este trayecto del carro en el túnel, que como ya mencioné se presenta varias veces y en otra textura, es una especie de premonición acerca del trágico final de los personajes. Es la muerte, la trágica y heroica muerte, de los tres jóvenes que cometen el robo. En el carro que transita por aquel túnel en aquella inmensa y misteriosa ciudad nunca aparece Akira, sólo aparecen sus tres compañeros, pues ella es la que queda viva y con el dinero para realizar el filme.

La conexión que se hace del túnel con la muerte nos lo confirma. Una de las últimas tomas cuando el primero de los asaltantes que muere aparece con los otros en el trayecto del túnel en otra textura, en blanco y negro y con un halo de risa, al ver que sus amigos creen haber coronado y no saben que el destino de ellos será el mismo suyo: La muerte.

Otro de los hilos narrativos importantes que encontramos es la sobreimpresión de un búho, cuya aparición es continua, y al ver esta escena incorporada a la escena del carro podemos hacernos la idea de un trágico desenlace, pues este animal para algunas personas siempre ha traído un aire de misterio, y por ser un ave nocturna se identifica además con la obscuridad de aquel túnel que también tiene historia entre nuestro diario vivir con respecto a la muerte, pues muchos cuando han estado cerca de ella dicen haberse encontrado en un túnel que los conduce hacia el final.

Tanto la imagen del búho como la del carro en el túnel son imágenes anticipatorias que intentan mostrarnos el trágico desenlace. Son imágenes que miran hacia el futuro en la diégesis; imágenes que se nos hacen intuir el desenlace del filme y que confirmamos, por ejemplo, con la escena del carro en el túnel cuando, a medida de que van muriendo, aparecen atravesando éste.

Así como hay escenas que nos conducen a un hilo narrativo, encontramos otras como la de las columnas que se presentan en la escultura del maestro Ramírez Villamizar que corona el parque nacional de Bogotá, y el juego que hay en ellas, nos puede indicar el punto de vista desde el cual está contada la historia, es decir desde el colectivo. También nos puede mostrar la inocencia, la ingenuidad, la pureza de unos personajes que planearon un robo a un banco como un juego de niños, así se muestran en las columnas: jugando a esconderse y encontrarse como niños detrás de éstos.

Además hay otras escenas que nos intentan mostrar el punto desde el cual se está narrando, una de ellas es cuando se van hacia el desierto a conseguir hongos. Allí se nos muestra a los personajes como niños en medio de sus alucinaciones, cuidados por un adulto o un ángel guardián que los contempla reconociéndose. Nos muestra la conexión, la amistad, la solidaridad que hay entre ellos, pero también nos muestra los conflictos y las fisuras de ese colectivo.

Ese ángel guardián, o Miguel Angel como lo llamaban ellos, es la imagen del viejo que siempre es una imagen enigmática, misteriosa, que al principio nos hace pensar que ésta fuese simplemente producto de la imaginación de los jóvenes. Solamente al final cuando aquel personaje apenas pronuncia palabra y ayuda a arrastrar a uno de los agonizantes cineastas nos damos cuenta que aquel personaje es real, existe y siempre estuvo allí.

Por otro lado se encuentra un manejo de imágenes en blanco y negro, sepia, entre otras, de las cuales se intuye pretenden hacer una diferenciación entre las acciones y malas de los personajes, o acciones que marcaron o condujeron al trágico final de los personajes. Por ejemplo escenas como la planeación del robo, la compra de armas, etc. Esta forma en que se representan las imágenes explora texturas, mostrando un desarrollo visual afín con la estructura cinematográfica. El manejo de colores y texturas es un recurso interesante del cine para generar contraste, llamar la atención o expresar algo.

El film recrea cada espacio y acción de los personajes que finalmente representan la manera como se sienten. Un ejemplo de ello es el punto de reunión del grupo: un teatro vacío y abandonado.

El hecho de que el tema central de la película sea precisamente la historia y las dificultades de unos jóvenes amantes del cine que desean hacer un filme, hace que muchas de sus imágenes y tomas hagan referencia al cine, como por ejemplo los afiches que aparecen, las referencias a otras películas, el sobrenombre de Fellini a uno de los personajes, etc. Esto también es una situación diegética que nos remite al cine colombiano, y que intenta tocar las fibras más hondas en los receptores ante situaciones como estas de nuestro país.

“Kalibre 35” es el reflejo del cine colombiano. Muestra los sucesos por los que tienen que pasar las personas que están interesadas en hacer cine con el corazón y que tienen día a día que inventar la manera de plasmar su sueño en un país que apenas está en proceso de aclarar y delimitar unas políticas culturales que pongan al cine y al arte como tal en el nivel de importancia que se merece.

El cine colombiano y latinoamericano en general se ha dejado contagiar en los últimos años de las formas comerciales para narrar (suspenso, policiaco, melodrama) y así cautivar al público que cada día se muestra más identificado con temas como estos. Pero aún así, encontramos partes del filme en “Kalibre 35”, donde mezclado con el suspenso existen unas fugas hacia lo más íntimo de los personajes, como rehusándose a dejarse contaminar totalmente por aquellas formas comerciales.

Esa lucha por no dejarse contagiar de las formas narrativas comerciales del cine se muestra también en el formato de la película que ellos querían hacer, y talvez el desenlace, aquel fracaso del filme, es un puntazo de triple vertiente: uno, para que la gente no se deje influenciar más del cine hollywoodense; dos, para los creadores del cine colombiano y latinoamericano como seña de que ante esto ya no hay nada que hacer y sólo queda el conformismo, la resignación y el acoplamiento a una nueva forma de hacer cine; tres, para que estos mismos cineastas reaccionen y no se dejen permear y mediar por estas formas comerciales.

Un mensaje que nos deja la película es que a veces nos empecinamos con algo y tratamos de llevarlo a cabo a toda costa, y en esa obsesión no nos damos cuenta si realmente ese algo por lo que estamos encaprichados vale la pena, pues así nos lo muestra la película cuando, después de haber cobrado tres vidas, el filme propuesto por los jóvenes es un total fracaso, como nos lo anunciaban algunos aburridos y poco llamativos fragmentos que se ilustraban en partes del filme mientras sus creadores la narraban.

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